La corona castellana llegó a poseer prácticamente el monopolio lanero continental hasta el siglo XIX. La producción de lana castellana dio lugar a la aparición de una incipiente industria textil que generaría en algunos lugares una importante actividad industrial. Aquella abundante cosecha de vellones nos ha dejado infinidad de testimonios que hoy, abandonados o reconvertidos de uso, nos hablan del pasado del esplendor trashumante.