Los pastores y todas aquellas familias de la Sierra Norte sevillana que tenían que vivir temporalmente en el monte para realizar las labores agropecuarias se alojaban en unas pequeñas y primitivas viviendas llamadas chozos. Antonio Romero, ayudado por su cuñado, va a levantar uno de estos chozos tradicionales, construido esencialmente con aquellos materiales que el propio entorno le ofrece.