Los habitantes del valle de Sabero se dedicaban tradicionalmente a la agricultura y a la ganadería de montaña. La instalación de la Ferrería de San Blas cambió totalmente la vida y la economía del valle ya que con ella surgió una importante industria basada en la minería y en la siderurgia. De toda aquella actividad hoy solo quedan los restos de los castilletes y los esqueletos de algunos edificios que han sobrevivido al expolio y al abandono. Pero también la memoria de los antiguos trabajadores de las minas del valle de Sabero que, desde su juventud, por tradición familiar, dedicaron toda su vida a la minería.