La forma de vestirse es reflejo de la vida de la gente, condicionada por una serie de factores como la posición social de la persona en un medio físico concreto y en un momento histórico determinado.
Una característica destaca por encima de otras: la variedad, que tiene un carácter doble. En primer lugar es una variedad territorial que se refleja al poder diferenciar formas de vestir según nos refiramos a distintos territorios, comarcas o incluso localidades. No existe un uniforme que represente a un aragonés o una aragonesa, pues no había una forma igualitaria de vestir.